Cuando un documento oficial francés debe presentarse en el extranjero, surge casi siempre una pregunta: ¿cómo garantizar su autenticidad? Para responder a esta problemática, la Convención de La Haya del 5 de octubre de 1961, también llamada Convención Apostilla, instauró un mecanismo simple y universalmente reconocido: la apostilla.
¿Qué es una apostilla?
La apostilla es una certificación oficial que confirma la veracidad de la firma, la calidad en la que actúa el firmante y, en su caso, la identidad del sello o timbre estampado en un documento público.
No valida el contenido del documento, sino únicamente su autenticidad formal. En la práctica, se trata de un sello o una hoja anexada al documento, con la mención “Apostille – Convention de La Haye du 5 octobre 1961”.
En Francia, el régimen de la apostilla está previsto por el Decreto n.º 2007-1205 de 10 de agosto de 2007 relativo a la apostilla y a la legalización, dictado en aplicación de la Convención de 1961. La apostilla tiene por efecto suprimir el procedimiento de legalización diplomática o consular, a menudo largo y complejo.
¿Qué documentos pueden apostillarse?
Pueden apostillarse los documentos públicos en el sentido de la Convención:
- los actos del estado civil (actas de nacimiento, matrimonio, defunción);
- las decisiones judiciales (sentencias, autos);
- las escrituras notariales;
- los diplomas expedidos por instituciones públicas;
- ciertos actos administrativos (certificados, extractos de antecedentes penales, etc.).
En cambio, los documentos redactados por particulares o de carácter comercial (por ejemplo, facturas) no entran en este ámbito y requieren otras formas de certificación.
¿Qué autoridad es competente en Francia?
Desde la reforma de 2007, los Tribunales de Apelación franceses son competentes para expedir la apostilla. Cualquier persona puede dirigirse a la secretaría de la Corte de Apelación correspondiente al lugar donde se haya emitido el documento público. El procedimiento es gratuito y relativamente rápido.
Cabe señalar que algunos documentos expedidos por el Ministerio de Justicia o el Ministerio de Asuntos Exteriores también pueden depender de servicios específicos.
¿Qué países reconocen la apostilla?
La apostilla solo es válida en los países signatarios de la Convención de La Haya del 5 de octubre de 1961. Hoy en día, más de 120 Estados reconocen este mecanismo, entre ellos:
- En Europa: la práctica totalidad de los países de la Unión Europea, Suiza, el Reino Unido, Noruega…
- En América: Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Chile…
- En Asia-Pacífico: Japón, Australia, India, Corea del Sur, Nueva Zelanda…
- En África: Sudáfrica, Marruecos, Túnez, Botsuana, Cabo Verde…
La lista completa y actualizada de los Estados parte está disponible en el sitio oficial de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado (HCCH).
En cambio, para los países no signatarios, sigue siendo necesaria la legalización diplomática y consular.
¿Por qué es importante la apostilla?
La apostilla constituye una herramienta de simplificación fundamental para los ciudadanos, las empresas y las administraciones. Facilita la movilidad internacional al reducir considerablemente los trámites. Un estudiante que desee matricularse en una universidad extranjera, una pareja que se casa en el extranjero o una empresa que firma un contrato fuera de Francia pueden así hacer reconocer sus documentos oficiales de forma rápida y segura.
En resumen, la apostilla ilustra perfectamente la voluntad de los Estados de simplificar los intercambios internacionales, garantizando al mismo tiempo la seguridad jurídica. Para saber si un documento debe apostillarse, conviene siempre verificar dos puntos esenciales: la naturaleza del documento y el estatuto del país de destino respecto de la Convención de La Haya.